Es evidente que estamos ante el ‘boom’ mediático de la Inteligencia Artificial (AI), una rama de la informática que desarrolla programas capaces de emular procesos propios de la inteligencia humana.
Parece que el futuro que tenemos ante nuestras retinas se nos ofrece como el ‘Gran Mesías’ con la aparición de una tecnología que -según nos venden- nos hace la vida más fácil. Y todo esto para que seamos más creativos y más resolutivos en nuestra capacidad de gestión. Ha sido una entrada tan abrumadora en nuestras vidas que nos está dando miedo pensar en las consecuencias que el cambio conlleva y que nuestra zona de confort personal o profesional se vea alterada ante la magnitud de su implementación en nuestro día a día.
Pero no olvidemos que esta revolución digital ya empezó hace muchos años cuando el mercado laboral se abrió ante nosotros con la aparición de los ordenadores de sobremesa y sistemas operativos, siendo por entonces unos simples procesadores de datos (MS-DOS) con funciones muy básicas y elementales. Gracias a la aparición y desarrollo de softwares como fueron Apple (1978) y Windows (1985) la población mundial se sintió ‘iluminada’ ante la posibilidad trabajar en cualquier parte del mundo y para cualquier cliente sin moverse de su sofá. Pero no fue hasta principios de los años 90 cuando esta revolución se hizo más evidente con la aparición de aplicaciones realmente revolucionarias de edición digital (Office, Photoshop, QuarkXpress, Macromedia…) con los que seguidamente florecieron las llamadas ‘nuevas profesiones tecnológicas’ (diseñadores gráficos, redactores digitales, maquetadores, fotógrafos…).
De la mano a la pantalla
Todo ese mundo cibernético que sonaba a ciencia ficción y que parecía segmentada para ‘unos frikis’, se transformó en global, mucho más plural y cercano para el usuario. Pasamos de la mano a la pantalla. ¡Y para todo el tipo de público!. Fascinante. Actualmente, esto se ha normalizado. Y en nuestro día a día es algo más que evidente porque compartimos experiencias y generamos acciones con clientes en/de todas las partes del mundo sin necesidad, prácticamente, de vernos ni hablarnos. Estamos conectados por ‘unos’ y ‘ceros’ que nos enlazan con la flexibilidad que la tecnología nos otorga. Pero, aún así, sentimos que necesitamos no perder esa parte espiritual para que el concepto humano no desaparezca y con el que fue concebido. Soy de los que piensa que tenemos que asimilar esta tecnología como una herramienta, no una necesidad, aunque muchas de ellas nos tengan ‘enganchados’ dentro de nuestras vidas virtuales como es el caso de las Redes Sociales.
Una segunda huella en la Luna
La inteligencia artificial, tal como la conocemos hoy en día, ha llegado para quedarse. ¿Es un paso más hacia la evolución humana? ¿O es una involución? Lo que está claro es que es un paso más a lo que ya conocíamos. Una segunda huella en la Luna. Jugamos a ser semidioses buscando la perfección digital. ¿Queremos engañarnos a nosotros mismos para convencernos aun más de que somos imperfectos? El tiempo dirá cual será su futuro y si estamos en el camino correcto tal como lo fue el fuego, la escritura, la rueda, la imprenta o internet. Parece una paradoja que todos estos cambios hayan siempre sido encaminados hacia la comunicación entre los seres humanos. Lo que está claro es que por ahora una parte de esta tecnología será siendo gestionada por humanos para que sea productiva, eficiente y efectiva. ¿O sutilmente estamos engañados?
Lo que está claro es que tenemos que aprenderla al igual que pasó en épocas anteriores. Es un campo infinito que puede dar excelentes resultados. Se están desarrollando tecnología muy interesante y eficiente para la humanidad, al servicio de la salud y el desarrollo… pero también hay otra muy cuestionable. Lo que está claro es que la Inteligencia Artificial es un punto y aparte en la capacidad laboral de millones de personas en el mundo. Solo es cuestión de entenderla y encontrar esas aplicaciones y utilidades que sean realmente efectivas en nuestras vidas.
El título de este texto hace una reflexión a una famosa película de 1984 sobre si las máquinas dominarán a los hombres o si seremos nosotros los que siempre estaremos en la jerarquía de mando para que no perdamos la esencia con la que fuimos concebidos. ¿catastrofista o visionario?
Solamente una reflexión: Este texto ha sido realizado con Inteligencia Profesional.